martes, 7 de diciembre de 2010

Basado en hechos realities.

          Me estoy pensando cambiar el nombre del blog y llamarlo ¡Asombro!, porque es que no salgo de él. Voy al grano como el Clearasil.
          Trabajo atendiendo a público en un mostrador exento, es decir sin barrera de cristal, reja o paranoias diversas, y entre otras cosas, vendemos Christmas de UNICEF, cuyo importe total va destinado a una campaña de vacunación a niños del tercer mundo.
          El expositor se compone de una repisa donde se presentan los paquetes de felicitaciones y un cartel MUY VISIBLE, que para eso es un cartel, donde se declara la organización, la finalidad de la campaña, un niño muy rico y muy pobre a la vez (esto lo clavan los de Marketing), y destacado en color rojo vivo:
"6 €urazos 6".
          Pues al final de la mañana repaso el número de sobres y resulta que falta uno. ¡Una persona ha tenido el coraje de robar (técnicamente es un hurto), un sobre de felicitaciones navideñas de UNICEF! Los que me conocen saben de sobra que soy capaz de comprender casi cualquier desmán y estupidez, por dos motivos principales y son 1.- mi empatía enfermiza, tipo Zelig con casi todo el mundo, y 2.- porque yo mismo lo hice, lo hago o lo haré en un futuro.
          Descarto el error mío o de ese "individuo" o "individua" al llevárselo crudo (que en esto de ser miserables, los sexos también andan a la par y nadie me va a acusar de discriminación a estas alturas, o mejor, bajuras) por motivos en los que no entro por no resultar prolijo. Lo que me lleva a pensar en la pregunta obvia de en qué mente cabe plantearse cometer un crimen cuya finalidad es expresar nuestra generosidad y y bohonomía. Y además viene a demostrar,  en cierto modo, que la mezquindad y la estupidez son primas hermanas. Entiendo que la gente quiera comer, unas zapatillas de marca, un ordenador, el abdomineitor, un traje sastre, y que por ello robe (Raskolnikov o cualquier concejal de urbanismo lo podría explicar mejor que yo), entiendo que no crea en la caridad, o en la UNICEF, o en la vacunación, o que sea un neonazi que crea que la mejor ayuda a los niños del tercer mundo sea ayudarlos a morir, etc. Pero me pregunto, y si es algo de esto ¿para qué coño necesita felicitar la navidad?
          ¿O es que el estándar de católico, debido a la escasez, anda tan por los subsuelos últimamente que admiten a cualquiera y de cualquier manera?¿Aunque para felicitar las fiestas haya que robar las felicitaciones antes, que es como desplumar al ángel del Portal de Belén (el del cartel de "gloria a dios en el cielo y paz en la tierra a los hombre de buena voluntad" -¡Venga, achanta la mui, y dame todo lo que tienes!) para llevarle un regalo al niño Jesús? Por ahí deben andar los tiros porque incluso cuentan como suyos a los rehenes que nos queremos borrar. Y aún podemos dar gracias porque  podemos verlo como un paso adelante si consideramos que antes la Iglesia took no prisoners: los churruscaba (¡Ley de Apostasía ya de ya!).
          Puedo imaginarme que el texto al reverso de la felicitación debe ir de esta guisa:
 


          En estas entrañables fechas en las que las familias se vuelven a reunir desterrando viejas rencillas, cuando se reavivan los cálidos sentimientos de amor, comprensión, caridad y perdón, cuando se abren los corazones y por fin se abaten los recelos y se derrumban suspicacias, he aprovechado para mangar un paquete de christmas de UNICEF de su campaña de vacunación anual (al loro, que no te mando cualquier cosa) y me he acortado de ti y  de tu familia (arrullado por la seguridad de que estos precisos instantes, hay alguien, allá afuera, también acordándose de mi y de mi familia) y enviarte uno donde poder desearte felices fiestas y expresarte mis mejores deseos de paz, prosperidad y felicidad para ti y los tuyos para el próximo año 2011, y de paso hacerte mi cómplice.

P.D. Te agradecería enormemente que pagaras al cartero el certificado con acuse de recibo, contra reembolso, que es que se me ha echado el tiempo encima y no he podido hacerme con el sello en el estanco porque tienen el mostrador con un cristal blindado. Ya es que la gente no cree en los buenos sentimientos, como nosotros.
P.D.2. Si tuvieras el detalle, envíame una cestita surtida a la dirección que viene en el remite, que el mundo está muy chungo y si no fuera por los amigos...
Y lo dicho. ¡Muy Felices Fiestas!
*       *       *

          Sólo soy capaz de imaginar algo más surrealista (la realidad supera a Salvador Dalí) y es la carta de Jose María Aznar a los Reyes Magos (basada en hechos reales):

          Queridos Reyes Magos de Oriente:
          Este año, aunque he sido muy bueno, no quiero nada para mí (yo soy asín), me lo pido para los españoles:
          1.- Quiero que trabajen más horas, más días, y por menos pasta.
          2.- Quiero que les quiten los convenios, los contratos de trabajo y las mariconadas (en sentido amplio y estricto).
          3.- Quiero que les quiten la prestación por desempleo si son tan vagos y tan inútiles que se quedan sin trabajo.
          4.- Quiero que les recorten las pensiones, y que se paguen ellos los gelocatiles (mi sueldo vitalicio, y mi pensión máxima ni tocarla, ya os dije que no quería nada para mí).
          5.- Quiero que se desmantele la Seguridad Social, la Enseñanza Pública Gratuita, y vamos ya quitando la Media y la Superior.
          6.- Quiero que se acabe además con cualquier vestigio del Estado del Bienestar, que como la beneficencia no hay nada (sobre eso tiene la contrata mi santa esposa).
          7.- Me pido las privatizaciones si es que queda algo, para mis amigos (nada para mí, como veis), que luego ellos ya me pagarán las conferencias y los honoris causa.
          Advertencia: Que como no hagáis caso, me elijo de Caudillo y os mando a Bagdad otra vez, pero echando hostias, a los legionarios.
J.M. Aznar Honoris Causa Disfunción Eréctil,
Cáncer de Pulmón y finalmente la muerte por Hilaridad Irreversible.


domingo, 5 de diciembre de 2010

Espejito mágico

Las huelgas de la gente que ya de por sí no curraba demasiado y que además se lo llevaba crudo, pidiendo más y más y mucho más

          Nunca dejará de sorprenderme que los seres humanos seamos tan previsibles, especialmente tomados a mogollón. Me es difícil imaginar una vida más regalada y descansada que la de los pastores de nuestros destinos. Silban, levantan el cayado, o, a lo más, sueltan a los perros y, hala, todos al redil.
          Tenista, final de un Gran Slam, punto de juego, set, partido y torneo, le viene una pelota dulce, a la altura perfecta, con el contrincante mal situado, a su lado bueno. Y va y la deja pasar atónito, inexplicablemente. De tan bueno, parecía irreal, fantástico, y como un sueño la deja flotar en el aire y caer al suelo sin hacer siquiera ademán de golpearla.
          Eso le ha pasado a la izquierda (IU y sindicatos, ¿Psoe? ) con la metáfora perfecta, y nadie ha golpeado esa bola ideal, con que, raramente la realidad nos sorprende y nos ilustra. Me explico, ¿a nadie le suena de nada que un club de millonarios, que forman una casta cerrada, con el poder de colapsar un sector estratégico, se dedique a ejercer ese poder para obtener más champán para sus fiestas, más mayordomos para sus mansiones y más eslora para sus yates, mientras nos restriegan a los demás lo dura que es su vida de opulencia, que hasta, a veces, tienen que trabajar un puente?
          La actual crisis económica responde, punto por punto, como una visión en un espejo, al conato de rebelión de los controladores aéreos, en adelante CA. Los controladores financieros, se enriquecieron tanto y tan deprisa vendiendo humo ante la pasividad de los gobiernos, que cuando se dieron cuenta de que el fraude ya no daba más de sí, decidieron que lo que había que hacer era cambiar las reglas. Y ejercieron su poder, porque el poder que no se ejerce, se anquilosa. La libre circulación de capitales no llevó aparejada una tributación global y nacieron como quistes los paraísos fiscales, que en sí no son más que grandes acumulaciones de capital (¿para producir? nones) dedicados en exclusiva a la especulación y a la extorsión.
          En los gobiernos nacionales no hacen más que tomar medidas contra los derechos sociales y los endebles estados del bienestar, con el único horizonte de "calmar a los mercados". 2500 CA retienen 600.000 rehenes, 250.000 controladores financieros tienen secuestrada al resto de la humanidad. O tragamos el aceite de ricino de las medidas y recortes, para poder ejercer su despotismo con más soltura (¿inmoralidad? ¿desvergüenza?) para enriquecerse más deprisa, o nos hunden el estado, así de sencillo.
          Sólo que los CA eligieron un mal día para dejar de oler pegamento, y les salió rana, y hasta es posible que cunda el ejemplo. En mi humilde opinión una respuesta proporcionada, como ha sido la realizada contra el chantaje de los CA, sería declarar el estado de alarma y que el ejército tomara los paraísos fiscales, retornara el dinero negro (y a veces rojo de los crímenes), al sistema fiscal bajo el imperio de la ley, es decir, al del común de los mortales, y por último procesara a los imputados por sedición, según las leyes. La contundencia aplicada en sofocar la revuelta mafiosa de los CA, tan aplaudida casi por la unanimidad de los ciudadanos, se convierte en mansedumbre y resignación cuando se trata de los "mercados".
          ¿Dónde estaban los sindicatos ayer, dónde la izquierda pidiendo que se hiciera extensible el estado de alarma al control de las finanzas internacionales? Eso sí el PP no perdió la ocasión de sacudir a Zapatero, o de iluminarnos, en un ejercicio de confusión y casi diría de demencia, sobre lo malas que son las huelgas, después de haberlas alentado, según se deduce de las reuniones con los controladores el mes anterior, en su línea política sarnosa de "alimento la confusión, el descrédito, las revueltas, etc, etc," y saco tajada electoral.
          Mi última esperanza es el Wilileaks, que a ver si saca la ropa interior de los tejemanejes político-financieros y entonces puede que nos despertemos y conozcamos la verdad, esa princesa desmayada que es tan tonta que resulta la primera víctima de toda guerra. Habrá que creer en su resurrección. Que la bese el príncipe Assange.

PD. Lo carcajeante es que los apóstoles del liberalismo (que es el libertinaje del capital al que las demás libertades deben capitular) han puesto precio a la cabeza de Assange, y es más buscado en estos momentos que Bin Laden, justamente por ejercer la libertad de prensa, y la libre circulación de informaciones ciertas y documentadas. Puro Marxismo, de Groucho, claro, absurdo, delirante, corrosivo.

viernes, 3 de diciembre de 2010

Espejos quebrados

...tu ego ¿qué es?... es una imagen, sólo una idea...
Alan Watts.

Extractos del informe del Dr. Peralta, psiquiatra.
        El paciente se mostraba no reactivo, taciturno, pero tranquilo. No respondía a las preguntas, ni daba la impresión de comprenderlas o de que ello le importara. Cuando nos fue derivado del hospital, sus heridas físicas habían cicatrizado por completo en brazos y manos. La oftalmorrexis evolucionaba sin complicaciones. Se requería su posterior evaluación psiquiátrica. En un primer momento la mutilación no parecía tan apremiante, como los supuestos intentos de suicidio que delataban las heridas en las muñecas. El asistente social no había logrado localizar a familiares o conocidos. Ni se conocía historial psiquiátrico alguno. Había surgido de la nada, sin historia laboral ni relaciones.
        Por suerte en la casa donde fue atendido por los servicios de urgencia, alertados por los vecinos, y donde lo encontraron exangüe y desangrándose, entre el desorden y un mar de cristales rotos, también se halló un portátil inservible, con una batería sulfatada, pero del que se pudieron extraer unos archivos de voz inconexos, lúcidos, a veces ininteligibles, en ocasiones más parecidos a gruñidos o lamentos. La brutalidad de la evulsión autoinfligida y su silencio infranqueable me llevaron a volcarme en esa débil pista en pos de su comprensión. Reconozco que no descansé hasta darles una forma homogénea, a modo de rompecabezas.
        ¿Qué otra cosa podemos hacer los médicos de la psique sino recomponer personalidades rotas en mil pedazos, a veces minúsculos, esquirlas apenas? . Estamos acostumbrados. La esquizotimia delataba su tendencia a la meditación, su aislamiento prematuro, nos hablaba ya de una estructura interior disociada en cuanto a sus funciones psíquicas.
        El material se compone de unos retazos hilvanados entre la poesía y la paranoia, delirante, aunque no del todo alucinatoria, que nos lleva a pensar en una psicosis paraniode con un alto componente de narcisismo vulnerado, tal como parece indicar su fijación por los espejos. Si bien no estoy muy seguro de haber puesto, en esta amalgama, más de mí mismo que de lo que se puede desprender de los fragmentos, los expongo a continuación.



        "Soy insomne. En las horas dormidas en que todos descansan, donde hasta los objetos reposan y los ruidos se aquietan, me paseo por el paisaje abandonado y desierto de las habitaciones, reconfortado por el silencio que fluye, como un surtidor, de la noche omnipresente.
        Soy dueño de todo lo que puedo abarcar, soy el poderoso monarca de esas horas. Una sola inquietud hostiga mi ronda. Los espejos.
        Quizá deberían dormir ellos también, deberían cesar de velar, pero ahí están, inquietantes, también insomnes y vigilantes, acechado con un ojo abierto desde los rincones sin luz, mortalmente vivos, con la reflexiva cualidad lunar, que les hace llamarse lunas, armarios de luna. Y la noche les otorga su apogeo. Son cazadores nocturnos, rapaces, depredadores que han despertado en busca de su presa. Su brillo es el destello paciente de los ojos y de los colmillos afilados de una manada de lobos agazapada tras la cortina de la oscuridad.
        Al principio pasaba ante ellos como una exhalación, y de reojo podía observar mi propia figura huidiza. Llevamos escrita la estrategia de no detenernos ante el peligro cuidándonos mucho de que no parezca una fuga. Bien sabemos que la química del miedo puede ser un perfume que despierte a la fiera tanto como el de la sangre. En realidad mi miedo era su poder. Cuando fui consciente del mismo y de lo irracional de su aparición, reuní el valor para mirarme de frente, y pude leer en mis ojos la letra menuda de una rendición.
        Noche tras noche me fui acostumbrando y asomando, temiendo encontrar a mis espaldas espectros o universos infernales desatados, temiendo que leyera las amenazas angustiosas y ancestrales empozadas en mi mente y las amasara en una imagen cuajada de la aniquilación.
        Pero me encontré con algo más abismal todavía.
        Mientras nos reflejamos en los rostros ajenos, dueño cada uno de su propia luz diurna, de su propio calor de amor o de odio, de su limitación, de su mentira, somos nosotros. Nada nos hace ser tanto, como mirarnos en otros ojos, escuchar sus voces, oler sus respiraciones. Sin embargo, el espejo no devuelve nada. Se queda con tu mirada congelada, con tu olor, con tu voz, con el pulso de tus venas, congela el ser y lo rodea de una sustancia oscura, muerta y viscosa que no se puede acabar de nombrar. Ya eres su presa.
        En el espejo me asomaba a un pozo frontal, de profundidades frías e infinitas, sin fondo. Posee su propia gravedad, una gravedad metafísica que obedece a leyes de un universo desconocido. Esperas oír el susurro de la muerte contando sus secretos. Una estampida de amenazas fantasmales, el odio del más allá. Pero en su marco se contempla un lápida con tu imagen dibujada, atónita, y muda, sin epitafio. Alunado, alobado. Esa imagen de carne fría y vacía, esa imagen desangelada e inmisericorde, era yo. Yo era el fantasma.
        !Qué soledad! !Qué soledad! !Qué abrumadora soledad! (Aquí repite infinitas veces, como un lamento espectral y penetrante, ésta y otras frases ininteligibles. Luego continúa)
        Y, sin embargo, no había llegado todavía al final de mis temores. Lo que de verdad me aterraba era pensar que pudiera existir una confabulación universal de los espejos, y que todos confluyeran, y que todos estuvieran relacionados, y que todos formaran una red surreal de túneles comunicados, una necrópolis bajo la metrópolis, una fosa muerta de cal viva, una Atlántida donde penaremos en círculos, albañales, cloacas inacabables y eternas, y que cada espejo es una gruta en que caer, una nostalgia de nuestro ancestral pasado acuático, una pesadilla que atravesar. 
        Solo un dios cruel nos ha podido implantar un espejo en cada uno de nuestros ojos, en el fondo de la retina. Cada vez que nos miramos en un espejo en realidad no nos reconocemos. Ellos (el fondo de nuestra retina y el espejo) se reconocen entre sí, han detonado la señal. Empieza la caza. La única salvación puede que no sea otra que romper todos los espejos, arrancarnos los ojos."




        La última grabación data de dos años atrás, queda, pues, un largo trecho de dolor, de extravío, puede que de delirio, hasta explicar por qué se arrancó los ojos con una cuchara afilada. Las heridas en antebrazos, que me llevaron a pensar, en un primer momento, en un intento de suicidio, quizá no respondan más que al hecho de su furor desatado por romper espejos y otros cristales de la casa. Sólo un miedo insalvable y continuo en el tiempo, quizá, acompañado de episodios psicóticos, pudo llevarle a esta situación.
Demócrito
        Desde luego no parece seguir el ejemplo del risueño Demócrito, el primer filósofo atomista griego, del que dice la leyenda, se arrancó los ojos para demostrar su desprecio por los placeres de la vista y poder concentrarse en el conocimiento interior. Algo así como Lucía Casta de Jerez que lo hizo por evitar la tentación. Bien pensado, es posible que, más bien, siga la huella del rey de Tebas, Edipo, cuya única expiación fue morir ciego después de matar, romper en pedazos la imagen de su propio padre. Resultaba, en cierto modo, una manera de sobrevivir.

Máscara de Edipo
      Una vez en la consulta, leí los fragmentos al paciente con el afán de que comprendiera mi interés por comunicarme con él y por entenderlo. En aquél momento el sol le calentaba la cara. Esto parecía complacerlo y yo le situaba donde pudiera disfrutarlo. Rechazaba las gafas oscuras y se quitaba las vendas cuando se las restituían. Su cuerpo descansaba inerte, pero erguido en el sillón, su rostro, inexpresivo, sin vida, lucía dos profundos cráteres donde debían estar los ojos. Al final de la lectura hizo una mueca, que pudo ser una contracción muscular o una reacción a la luz, pero que yo quise interpretar como una sonrisa.
        El horror, con su parafernalia sangrienta y emotiva, comúnmente suele ocultar, funciona como coartada para enturbiar, enmascarar, la visión clara y cristalina de la propia muerte.

http://www.youtube.com/watch?v=7ewWOHHcc_s