jueves, 13 de enero de 2011

El Hundimiento III


Máximas mínimas para comprender el catolicismo y otras yerbas. Comprimidos masticables.

1.- Dios no es nada del otro mundo. El jefe creó a dios a su imagen y semejanza. El jefe de la tribu.

2.- En esencia son más romanos que todo lo demás (cristianos, católicos o apostólicos) De aquellas hogueras del Imperio Romano nos quedan estas pavesas. La iglesia sueña la nostalgia de un pasado evaporado, pero representa, en el imaginario de algunos, un imperio, que ya es cenizas, y que, sin embargo es el último bastión contra los bárbaros, contra los infieles, contra las tinieblas.
Aunque no deja de ser el sueño de un cerebro reptiliano atemorizado ante lo ajeno, ante lo nuevo, ante lo incierto.
El papa, ese emperador con galas de Fumanchú, y su domesticado senado cardenalicio al frente de los ejércitos del señor.



3.- De la iglesia no quedan sino los restos de un naufragio, una tabla de salvación en forma de cruz.

4.- Sus ruedas de prensa, alocuciones, encíclicas y pronunciamientos públicos, que lindan con la desfachatez, no dejan de ser berrinches inquisitoriales, pataletas doctrinarias.
Más que aludir a ellos como noticias deberíamos ser más exactos y encuadrarlos como hallazgos arqueológicos, Pompeyas del Mundo Antiguo, como raros especímenes de fósiles ideológicos. Celacantos del conocimiento.

5.- Su denodada contienda contra idolatrías, brujerías, herejías, magias potagias, politeísmos, etc, no ha pretendido tanto salvaguardar un criterio razonable, como ejercer un monopolio mundial de la superchería, acogiéndolas en su seno. En realidad, todas la misas son negras.
Aquelarre según San Mateo- La que emite luz propia es Mme. Curie. La misma que nunca más se pudo peinar. Luego Einstein imitó el look radiactivo.

6.- La credulidad no es la hermana de la credibilidad, no es siquiera la hermanastra. Es la prima.

7.- Prefiero mil veces las medias verdades susurradas por la ciencia, que las completas mentiras proclamadas por la iglesia.

8.- No lo hay, no lo busques, no hay "Catolicismo bajo en tonterías". Los pensadores cristianos, cuando resuelven el oxímoron, dejan de ser una cosa o la otra.

9.- Cuando hablan de la "cultura de la muerte", me zumba en el oído "muerte a la cultura". Me echo a temblar sólo de pensar que el paso consecuente es: "cuando oigo la palabra cultura echo mano a la pistola"(Hanns Johst, atrbuída a H. Goering).

10.- De todo lo anterior: El saber se acumula, la estupidez se amontona.


11.- Siendo benévolos: La teología es la falsificación barata del pensamiento. Es la cultura de mercadillo. El olor de santidad no es mejor que el Thierry Mugre o Dolce Galvana. ¡Hay de verdad órganos colegiados que estudian supuestas intervenciones divinas! ¡Olor de santidad, a puerta cerrada!

12.- Siendo realistas: La teología es un pesticida de la ciencia.

13.- La pederastia se ha acogido a sagrado. Evidentemente ser religioso, monje o sacerdote no te convierte en pederasta, hasta ahí podíamos llegar, pero ayuda bastante.
Abuso de menores, abuso presupuestario, abuso legal, abuso de poder, abuso mediático, abuso pedagógico.




Precaución: Manténgase fuera del alcance de los niños.



14.- A fuer de sincero, me pasa como a la teología, siempre encuentro una razón para cometer una estupidez. Me voy a fumar un cigarro mientras lo pienso.


15.- La respuesta está en el viento. Pero en el viento fresco.


          No quiero terminar sin dar cabal explicación al título de la serie.
          No caeré en la tentación de realizar la reductio ad Hitlerum, (por facilón) sino en su faceta más cómica. Aunque parece que lo ponen a huevo: su dignidad eternamente atacada (por no poder atacar), con su temor atávico a lo desconocido, la exaltación de su identidad, su gusto por la escenografía de masas, llena de pasiones desbordadas, de jóvenes convenientemente rubicundos y alcanforados, mensajes repetitivos (2000 años repitiendo la misma mentira, la convierte en un cuerpo doctrinal), irracionales, delirantes, esotérico-apocalípticos (con similar credibilidad que el calendario maya), conspiranoicos,  etc...A estas alturas de la película parece una gigantesca tomadura de pelo.
          "El Hundimiento" hace alusión a la los vídeos basados en el corte de la película del mismo nombre subtitulados de forma más o menos ocurrente y que circulan por la red, que me recuerdan la pataleta episcopal nuestra de cada día, ante un hundimiento que ya se ha producido, aunque a muchos todavía les produzcan cierto temor los anuncios de reconquista, y aunque queden todavía muchos búnkeres que desalojar.
          Sin querer subestimar el empuje de lo irracional donde navegan, el poder que todavía acumulan, ni minusvalorar el daño que se producen a sí mismos, a sus adeptos y a quienes todavía pueden sojuzgar, dan la impresión de boxeadores sonados balbuceando victorias olvidadas en un mundo que ya no es el suyo.

          Cualquier día aprendo a poner subtítulos

martes, 4 de enero de 2011

El Hundimiento II


El sexo no es el problema, el problema es el abuso


          Y me he contenido, porque en estos lances me considero un simple amateur y voy de equipo visitante. A nadie se le escapa que la iglesia mueve sus peones como Kasparov sobre el tablero, ni es ningún secreto que llevan traficando 2000 años con demagogina en estado químicamente puro: su piedra angular, un dios que no existe, susurra unas revelaciones en clave, a unos clérigos que nos las interpretan e imponen bajo amenazas, humillaciones y desprecios, soportados con la lejana esperanza de una vida más allá de la muerte, promesa cuya credibilidad oscila entre la credulidad del que las abraza y el cinismo del que las propala.

Cardenal Tarsicio Bertone
          Uno de mis juegos solitarios más apasionantes (no, ese no, otro) consiste en constatar cómo los diversos príncipes de la iglesia echan balones fuera del convento cuando se trata de hablar de sexo intramuros, llegando a ofrecer argumentos absolutamente delirantes, aunque acordes con su particular forma de raciocinio, como el de que son los servicios secretos del lobby homosexual infiltrados con la misión de desacreditar a la iglesia, los que perpetran dichos delitos.

           Ya, y por eso, en vez de desmantelar la conspiración, son felicitados cuando logran mantener los abusos en secreto y a sus autores alejados del código penal.

Obispo Demetrio Fernández
          O, riza que te riza el rizo, denuncian la maléfica conspiración de la Unesco (¿por qué la Unesco y no Pixar, p.e.?) para convertir a media humanidad en homosexual, jocundo dislate que consigue que permanezcamos atentos a las pantallas a la espera de nuevas entregas en esta descabellada carrera de disparates sin fin. Creen tan poco en la libertad humana para regir su propio destino como mejor considere, y han ejercido su poder omnímodo doblegando voluntades y conciencias, que pasan los días, de claro en claro, y las noches, de turbio en turbio, considerando qué fuerzas ocultas y poderosas se oponen a su imperio sin acertar con la más obvia: La Libertad.

          Y es que les encanta hablar de sexo, casi diría que se deleitan en ser acusados de diversos delitos relacionados con él porque les da la oportunidad de obtener el eco necesario para porfiar en sus represiones y demonios, y se recrean en los aspectos que a ellos les parecen más escabrosos y escandalosos, más decadentes, antinaturales, depravados, degenerados y envilecidos. Y logran así asociar "sexo" con su particular y enmohecida concepción.

Eclipse de Abuso
          Y esto al tiempo que crean una conveniente cortina de humo sobre el asunto principal, pues, en la expresión "abusos sexuales", el centro de gravitación son los abusos, y no el adjetivo, "sexuales". Centrar la atención en el sexo, (sí, !con lo que mola!) es errar el blanco. Fundamentalmente porque no hay nada intrínsecamente malo o sucio en el sexo, como nos quieren hacer creer, sino en el ABUSO (de menores, de ancianos, de mujeres, de discapacitados....)

          Por supuesto, están frontalmente en contra del sexo recreativo, del sexo como comunicación, del sexo como identidad, como conocimiento, del sexo como afirmación de la libertad y de poder disponer del mismo como cada uno lo estime conveniente, con respeto a los demás y dentro de la ley, y proponen como alternativa su uso exclusivo con una finalidad reproductiva, eso sí, dejando una zona muerta, tremendamente amplia, donde se santifica el sexo como dominación. Y no me refiero al inocente juego de amos y esclavos, me refiero a la dominación conyugal padecida y bendecida por la iglesia, por la que el hombre exigía sus derechos sexuales (débito conyugal) y otros de todo tipo, incluso usando la violencia en cualquier grado, incluida el asesinato "pasional", y sobre la que, hasta hace bien poco, pesaba un silencio ominoso, reclamando la "privacidad" (léase impunidad) para la escena del crimen. Algo curiosamente paralelo al caso que nos ocupa. Últimamente también intentan achicar balones en este asunto con conclusiones disparatadas, basadas en datos sesgados cuando no erróneos.

          Y todo responde a un mandato divino: Gen 1, 28, dice: "Procread y multiplicaos, y henchid la tierra; sometedla y dominad sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo y sobre los ganados y sobre todo cuanto vive y se mueve sobre la tierra" Cuya interpretación fundamentalista y literal, se ha cerrado en un geocentrismo, un antropocentrismo, incluso etnocentrismo, y una visión utilitarista del mundo, que ha justificado y respaldado lacras como el colonialismo, el desprecio ecológico, u otras, como la violencia machista o la pederastia.

          La explotación de la naturaleza hasta la extenuación para satisfacción del hombre, imagen y semejanza de dios, es prerrogativa concedida por éste, incluso cuando se trata de la naturaleza femenina. Siguiendo la oculta línea de puntos se llega fácilmente al derecho de abuso sobre los débiles, materia en la que la iglesia se ha ensañado particularmente, por ejemplo en la conquista de América, donde se ofreció a los nativos la disyuntiva de conversión o muerte, dándose el caso trágico de muchos que preferían inmolar a su familia y a sí mismos, antes que verles sometidos a la esclavitud.

          No quiero dejar de nombrar, aunque sea de pasada, la cantidad de mujeres, muchas de ellas monjas, violadas por misioneros a lo largo y ancho del mundo y de la historia hasta hoy, que ha llegado incluso a aquilatar la expresión "postura del misionero"(¿la recomendaban con el ejemplo?¿Qué significado metafísico tiene que el hombre esté encima?).
De misiones

Oblato en aprietos
          Porque, para la iglesia, la noción de sexo (como del resto de ámbitos) entraña dominación, sometimiento y silencio, al igual que ella misma, dicen, debe someterse a dios. En su manto de impunidad está inscrita la estrella de oriente que secundan/acechan los pederastas, los legionarios, las adoratrices esclavas, los estigmatinos y los pasionistas, los cruzados,  y bajo el que se encuentra el oblato, que en la Edad Media no era más que el niño que se ofrecía a una comunidad religiosa. ¿Como chivo expiatorio, como cabra legionaria?.  Es de todos sabido para qué sirve la cabra de la legión, aunque ésta sea de cristo.
Pon una cabra en tu vida

domingo, 2 de enero de 2011

El Hundimiento I


Un poquito de demagogia (merecida)

          Después de leer la noticia de que el nigromante mayor de Roma haya ordenado 61 sacerdotes presentados por los Legionarios de Cristo, la víspera del nacimiento del niño Jesús, he sufrido un shock y he requerido dosis masivas de omeprazol y calmantes para quitarme de la cabeza la idea de las intenciones lúbricas colectivas que pueda tener esta gente de lo que es el adviento. Tantos adultos, sobre los que recaen sospechas no demasiado infundadas, esperando el advenimiento de un niño en un pesebre, es como para llamar a los casco azules.
          No tengo muy claro que lo adoren o se pirren por sus huesitos, pero da la impresión de ser un espaldarazo a una declaración de intenciones inmundas hacia la infancia, a una institución fundada por un pederasta , Marcel Maciel, personaje particularmente siniestro que empezó a vivir en olor de santidad, y al final resultó que era perfume de mercadillo (eau de fritanga que atufa la beatificación de Juan Pablo II), y cuyos crímenes sólo han prescrito con la muerte (para novatos, la prescripción es la impunidad sobre los delitos mantenidos en secreto durante el tiempo suficiente), y cuyos miembros establecen una ley del silencio sobre las continuas denuncias que recaen sobre ellos. En el arte del secreto, que es el arte del encubrimiento, son maestros consumados, dignos discípulos de su santa madre. Ese es el primer mandamiento de la férrea fe a la que se aferran.
          La ordenación de los Legionarios me ha recordado a otra ceremonia (cere-de-monía-ca) por la que la reina Isabel, otra papisa rebosante de orgullo, pompa y circunstancia, entregaba las patentes de corso, que consistían fundamentalmente en ofrecer el respaldo legal a una piratería que ya operaba y que se utilizó como un cuerpo de paramilitares en una paraguerra (si vis pacen para bellum) contra el dominio español del Atlántico.
          Pero ya sean paramilitares, legionarios, piratas o corsarios, dicha ordenación está sugiriendo que el paraguas eclesial, la capa pluvial de la santa madre, va a mantener las tinieblas de la sacristía necesarias para la comisión de los abusos y su encubrimiento legal o mediático.
          Eso sí, se les pide que, por favor, retiren de los lugares públicos las fotos del fundador, palmaria, y póstumamente desenmascarado, sobre todo, aquellas en las que aparecía con Juan Pablo II (Juan Palo qué palo), y se les indica que sería conveniente una especie de abracadabra nominal o de refundación de los Legionarios. Traducido al manchego, el mismo perro, pero con distinto collar.
          Esto hay que entenderlo, a la vez, como una definición escrupulosa de lo que es la hipocresía, y como una estrategia de supervivencia para una iglesia católica en descomposición, cuyas filas, últimamente se nutren casi en exclusiva de lo más selecto del fundamentalismo y del integrismo ideológico, moral, económico y político. En resumen, religioso.
          Sinceramente me he llevado tal berrinche que he tenido la tentación del sarcasmo, de tildar, de forma demagógica y provocadora, a la iglesia católica de Federación Internacional de Pederastia Eclesial y Deportes Ocultos, la FIPEDO, también conocida por la PEDOFI. Los deportes sexuales ocultos deben ser primos hermanos de las ciencias ocultas, que también practican (transustanciaciones, encarnaciones divinas, milagros diversos, profecías, conversaciones con dios, resurrecciones, abducciones celestes, exorcismos, apariciones... algún día me propongo hacer la lista razonada y echarnos unas risas) fronterizas todas con la locura en mayor o menor grado y algunas directamente hermanadas con el bestialismo, como el presunto embarazo de una virgen por un ave (que sólo funciona como reductio ad absurdum para ocultar un mero adulterio). Claro que su voz radiofónica en España, la COPE, también puede tratarse de las siglas de Cómo Ocultar Pederastias Episcopales.
          La ordenación de los seminaristas daba la impresión de convertirse en la presentación del equipo olímpico de pederastia para Londres 2012, cuando se admita como nueva disciplina indoor, es decir sobre pista cubierta y encubierta. Y ahí querría ver yo a Gil Grissom siguiendo esa pista.
          Y así todo, pero les juro que me he contenido.