domingo, 26 de junio de 2011

Un problema de matemáticas II. El rotulador rojo.

          Sí, sí, ya sé, soy plenamente consciente de que las segundas partes nunca fueron buenas, pero mi primera vez fue una auténtica pesadilla. No entrecomilléis esto último, por favor. Me refería al Problema de matemáticas I.


          Y no, no temáis que no voy a hacer realidad eso de que no hay dos sin tres, ese viejo aforismo tan republicano. No habrá terceras partes, trilogías ni fascículos sin fin, y cuando acabe de enredarme en el florilegio de grandes hitos del refranero castellano-manchego, es posible que empiece a contaros, de una vez, que, al hilo de la última entrada en el blog me asomaron ciertas reflexiones.


          Como primera intención quise contestar a Kike su amable comentario, que me hizo reír con ganas, pero la respuesta era demasiado larga (aquí una notas musicales terroríficas mientras el acongojado lector baja la barra lateral).


          Efectivamente diste en el clavo. Pasé media mañana del domingo mascando una solución más simple y más lógica para un problema de matemáticas a la altura de un niño de 10 años, y de repente tomé conciencia de que la solución era evidente: el problema estaba planteado de forma artera. El matemático no sabe matemáticas, no ama las matemáticas, no se apasiona con los cálculos, no está en vilo por desentrañar el misterio matemático. Porque la cuestión no se centraba tanto en si había un desliz involuntario en el planteamiento, o un error, bueno, admisible (¿Ese libro tiene corrector editorial? ¿O alguien vela por los contenidos?), sino que, ese problema se manda de tarea sin mirar, ni revisar, y a la postre, ni una vez corregido, salta la liebre. Y, ni siquiera porque se oculte el error o se trate de disimular, sino porque nadie, en todo el organigrama de responsables políticos, editoriales y docentes ha advertido nada. !Ha pasado completamente desapercibido! !Incluso una vez corregido en clase por el profesor!


          Me puse a escribir como loco (cada uno como lo que es), así, en caliente, porque no podía hacer otra cosa.


          Y ahí estaba mi hijo, sufriendo en su carne, en sus neuronas, el principio por el que se rige la cultura, la ciencia y la educación en España: cuanto más ignorantes seamos, cuanto menos sepamos, menos curiosidad tengamos, menos interés mostremos, también menos voz, menos opinión, menos reserva de dignidad nos quedará y más fácil por tanto, será manipularnos, dominarnos, someternos.


          Esto funciona como un cortijo epistemológico, donde los que ostentan los diplomas y los nombramientos, juran el cargo y, al mismo tiempo, toman posesión de los conocimientos y los inscriben a su nombre en le registro, y ejercen como caciques numerarios con plenos poderes sobre su ámbito de conocimiento, como cuenta extraordinariamente Antonio Orejudo en su gran novela (recomendación al canto) "Un momento de descanso".


          Y junto a los bienes inmateriales, reciben el cetro visible de su poder: El rotulador rojo. Son poseedores absolutos del totem, del monolito, y lo distribuyen entre sus esbirros para ejercer su dominio. La labor del rotulador consiste fundamentalmente en subrayar, publicar y difundir lo incapaces que son los alumnos de contestar adecuadamente las lecciones, humillar su capacidad de raciocinio y arrancar de cuajo la posibilidad de que alguno disfrute con lo que hace o disfrute haciendo las cosas bien, y, en segundo lugar, en aplastar toda disidencia y dejar bien claro quiénes están a un lado de "El rotulador rojo" y quiénes al otro.


          Sí, hay un montón de idiotas en España que piensan que son ellos los que pintan las líneas de las calles, sostienen las órbitas de los planetas y dibujan la delgada línea roja, ignorando por completo que todos estamos a este lado de la verdad y todos tenemos el deber de asomarnos a ella, con cierta humildad, en vez de imponernos a ella y pisotearla, verdadero leitmotiv de este blog.


          ¿Por qué un españolito medio es incapaz de aprender otro idioma que no sea el suyo? ¿Somos más tontos?¿Somos de otra especie? Se puede elucubrar mucho acerca de esta cuestión y expertos hay en ello, pero está claro que, por experiencia lo digo, nuestros profesores no sabían Inglés, o Francés con la suficiente competencia o amor como para enseñarlo.


          Esto a su vez hundía sus raíces una autarquía cultural (!como España no hay nada en el mundo!, con sus variantes "Como en España no se está en ningún sitio" o "no se come en ningún sitio" o "con la de cosas que hay en España, ¡¿para qué salir?!), y en un aislamiento atávico, en una impermeabilidad a lo exterior (aquí se doblan las películas y las series para que los teleespectadores no se contaminen con patógenos externos) que empezó con la escasa repercusión y penetración que tuvo el Renacimiento, el Erasmismo o el Protestantismo, que invitaban a pensar por uno mismo y disfrutar de la vida, y el portazo a aires nuevos que supuso La Contrarreforma y la Inquisición, y no digo ya el recelo y la cerrazón, hoy vista como heroica, ante los avances científicos o políticos que supusieron La Enciclopedia y la Revolución Francesa como punto de inflexión después del cual el mundo cambió de era.


          ¿Todo el mundo? ¡No! Una pequeña aldea poblada por irreductibles...


          Pues aquí estamos los españolitos, después de una guerra fratricida y criminal seguida de una dictadura represiva y sangrienta de cuarenta años donde se condensó, a modo de tormenta, lo mejor de nuestro tradicional desprecio hacia el pensamiento, la libertad o la verdad, y desde donde se forjó una transición a medida, de alta costura, para la presentación en sociedad (de naciones, se entiende) las bases de este atávico atapuerca cultural desde el que nos asomamos al mundo. Porque España es un anacronismo.


          Aquí, un científico es un listillo, un tipo que puede quitarte la razón con argumentos, con datos, una variante de inútil peligroso a cargo del presupuesto; aquí la Física y Química son una kermés hormonal adolescente (!qué fuerte, tia!), el álgebra un galimatías impenetrable con la misma dificultad e importancia que el sudoku maldito del dominical; aquí tenemos el Club con récord absoluto de poetas muertos, exiliados y expatriados. Pensar es antiespañol, pensar es la antimateria de los huevos, de "estos son mis huevos". La patria, una cuestión de casquería, criadillas vs. sesitos.


         Aquí somos campeones de fúrbol, de consumo de cocaína, de economía sumergida, dinero negro, de paro, de manipulación informativa, de corrupción política, de fracaso escolar, y, por lo mismo, campeones de tragaderas, de comulgar con ruedas de molino, como la mezquina y avarienta tesis de la CEOE de que el éxito escolar, contra todos los estudios científicos al respecto, tiene que ver más con la genética que con el origen socioeconómico del alumno, para así dejar claro que invertir en educación es tirar el dinero (su dinero), o de que es necesario crear un bachillerato de excelencia (bien, en principio) ¡restando recursos al resto!, es decir, dando por perdidos, dejando a su suerte a la inmensa mayoría.


          Porque no sólo es que no hablemos idiomas, es que no hay premios Nobel de física, ni de economía, ni de matemáticas ni de nada. No hay, ni se los espera. No hay, porque no hay grandes ni pequeños físicos o matemáticos, y porque ni en la sociedad, ni en la escuela, ni en las casas y mucho menos en la política existe la más mínima preocupación porque los haya. Porque no existe por parte de los profesores (ni de la administración) la más mínima pasión por la verdad, amor por la ciencia, sensibilidad por el pensamiento, no hay agallas para disentir ni para reconocer un error (¡horror!). Porque la mayor parte de la función de un profesor consiste en tachar con el rotulador rojo, poner notas, negativos, partes, catear, poner orden, y tratar de que los niños estén quietos, callados y trabajando, porque es la pose, la posición, la postura en que se van a pasar el resto de su vida. Y la Comunidad de Madrid otorga el carácter de autoridad pública (como a los policías y médicos), reforzando así el carácter primordialmente punitivo de la enseñanza.


          Es necesario aplastar la duda, allí donde se presente, porque no podemos soportar la incertidumbre, la misma que está en la base de todo conocimiento, de todo avance verdadero.


          La Escuela en España no deja de funcionar como un Reformatorio de la infancia y la adolescencia, esa edad que adolece de tantas cosas y que hay que echar a perder como sea.Y lo que más me asusta es el aplauso social que concita esa actitud que no lleva a ninguna parte. 


          Por el mundo hay gente que piensa en otro modo de encarar la pedagogía, más allá de la Ilustración y la revolución industrial. Mientras, por estos lares todavía estamos más acá. Aquí os dejo un magnífico vídeo sobre  educación y pensamiento divergente.






          Solo me queda pedirles disculpas por haberme alargado tanto en el intermedio y haber interrumpido el comienzo del segundo tiempo. Sigan con el fúrbol, por favor.

lunes, 20 de junio de 2011

Un problema de matemáticas

          Por favor, que alguien, algún alma caritativa y más docta que yo, me saque de mi error, que soy >




          Tengan corazón, que soy de letras puras, castas, vírgenes y mártires. Que alguien más listo, más agudo, más sagaz, más capaz, más formado, me saque de mi error. Y para que vaya por delante, confieso, manifiesto que no dejo de tener parte de culpa en ello. Yo solo me metí en la zanja. En parte por idealismo y por tener la brillante ocurrencia de apostar por la Escuela Pública cuando todos retiraban sus fichas del tapete.


MEA CULPA


          Tener un hijo finalizando 5º de Primaria en un Colegio Público de la Comunidad de Madrid se considera en ciertos círculos, una insensatez, casi una inclinación suicida, algo así como una cuestión de rígidos principios calderonianos que rayan en la majadería, la misma que muestra Abraham al dejarse seducir por la voz de Yahvé que, para probar su fe, le sugiere que inmole a su hijo Isaac en el monte Moria. Como si no supiéramos que Yahvé es un cachondo. "¡Que no, que era coña!" parece decir el ángel. "¡No me jodas!", Abraham.






          Especialmente cuando, como telón de fondo está una administración que ha conseguido fulminar por abajo el libro Guiness de los récords en cuanto a las calificaciones de sus alumnos, y que se mantiene en la cola de inversión en educación en España, antes de la crisis, después, y como apuesta para un futuro aún más tenebroso si cabe. Y eso con la soberbia ignorancia de no considerar la educación de calidad, no la mera instrucción, como el pilar más básico para la recuperación a largo plazo (¿largo plazo? ¿y eso qué es lo que?) de la crisis financiera y ambiental que se avecina, junto a la inversión en I+D.




           Y a pesar de todo, ahí tenemos a esos aguerridos niños, intentando abrirse paso a pesar de la situación, en muchos casos, angustiosa de sus padres, a machetazo limpio a través de la desmoralización y falta de entusiasmo de los docentes, abandonados a su suerte por la administración sin horizonte, que a golpe de corte y confección presupuestaria y de maniobras de imagen, pretende desprestigiar la Enseñanza Pública. Y soportando además el continuo agravio social de sobrellevar sobre sus pequeños hombros, no sólo sus enormes mochilas, sino el desproporcionado peso de la culpa acerca de sus calificaciones.


           No tengo muy claro si, algún día, bajo los pies de los cascos del caballo de Aguirre volverán a crecer las hojas de hierba de las ideas por el prado docente.




Un problema de matemáticas

           Y hete aquí que este aguerrido Chuck Norris de Primaria, que es mi hijo, me llama porque no puede resolver por sí mismo un problema de matemáticas, que es el siguiente:






           La tanda de ejercicios se halla bajo el epígrafe Ordeno el enunciado, y pretende como propósito principal y con buen tino pedagógico, centrarse en que los alumnos lean atentamente los planteamientos de los problemas, y extraigan los datos suficientes para la resolución de los mismos. Intención basada en la experiencia de que, en gran parte de las ocasiones, la dificultad del alumno en resolver un problema matemático no estriba tanto en no comprender la mecánica de la operativa, como en la falta del comprensión cabal de los datos que aporta el enunciado y de la solución que se le demanda. Hasta ahí, no sólo nada que objetar, sino que rindo una ovación cerrada al acierto del planteamiento.


           En principio, el en el problema 1, sólo hay que ordenar el enunciado del que se deberían extraer datos suficientes para, mediante cierta lógica matemática de su nivel, hablamos de 5º de Primaria, lograr unos resultados que respondieran a la cuestión planteada:


            El enunciado, una vez ordenado quedaría, como sigue:


           -Alberto tiene 7 años menos que Rosa
           -Y dos más que María.
           -Sabiendo que entre los tres tienen 32 años,
           -¿cuál es la edad de cada uno?


           Extraídos los datos, la cosa quedaría más o menos así:


           Llamemos Ro a la edad de Rosa, Al a la edad de Alberto, Y Ma a la de María, por poner.
            -La edad sumada de Rosa, Alberto y María es 32, es decir, Ro+Al+Ma=32años.
            -La edad de Alberto, es la de Rosa menos 7 años, Al=Ro-7a.
            -La edad de Rosa, por tanto, es la de Alberto más 7 años, Ro=Al+7a
            -Con la edad de María podemos hacer lo siguiente Ma=Al-7, Ma=Ro-9, o invertir la igualdad y decir que Al= Ma+7, o que Ro=Ma+9.


             El esquema dibujado por mi hijo, basándose en la imagen del problema fue el siguiente:


           Y creo que resume bastante bien, gráficamente, el planteamiento y los datos.


           La solución de un niño de 10 años es la siguiente, Rosa tiene 16, porque 32-(7+9), que es lo que el total menos la suma de las diferencias de las edades de Rosa con Alberto y María, da. !Y resulta que es la solución correcta! Siendo el razonamiento, completamente absurdo.


            Si Ro es 16, y Al es 9 y Ma es 7 suman 32 y guardan las correspondencias debidas entre ellos. !Albricias!


             Solo que..... los datos proporcionados, hagas lo que hagas con ellos, dan siempre una solución correcta. Es decir si, por ejemplo, optamos por sumar las diferencia de edad de los otros niños con Rosa, 7+9, nos da, ¡tatachán!: ¡La edad de Rosa!, 16.


             Si dividimos la edad total entre 2, ¡tatachán!, ¡también nos da la edad de Rosa! Y la edad de los otros niños coincide con las diferencias de edad que mantienen con Rosa, con lo que ya se pierde de vista el hecho de si 7, es la diferencia de edad de Alberto con Rosa o es la edad de María. Y lo mismo con el 9.


            Esta carrera en catarata de razonamientos absurdos, dan siempre como resultado, el correcto.



             Es decir, los datos están proporcionados para que el cálculo operativo se realice acertadamente, al buen tuntún, a ojímetro, a ojo de buen cubero, o mediante el atinado método del CV, que en este caso no es Cálculo Vectorial sino la Cuenta de la Vieja. Es decir, es apostar por un truco de magia en vez de por una deducción lógica, es apostar por el Gran Tamariz, en vez de por Perelmal y no darse cuenta de la diferencia entre ellos, más allá de su parecido.




















            Simplemente si nos tomamos la molestia de modificar el número de años total, es decir 32, con, por ejemplo, un número inferior como 29, o con uno superior como 35, es imposible deducir la edad de Rosa por simple resta de las diferencias del total, o por cualquiera del resto de procedimientos sin sentido reseñados más arriba.




            Advierto que yo he sido siempre he sido de letras, pero el único modo de resolución matemática que se me ocurre, partiendo de las premisas dadas, es el siguiente:


           Ro+Al+Ma= 32 (la edad de todos sumada da 32)
           Al= Ro-7 (edad de Alberto es la de Rosa menos siete años)
           Ma= Ro-9 (edad de María es la de Rosa menos 9)


          De modo que una ecuación de 3 incógnitas queda simplificada en una ecuación de una sola incógnita de este modo:


           Ro+ (Ro-7) + (Ro-9) = 32


          También podría resolverse dejando sólo Al, o Ma, situando sus correspondencias con la edad de los otros respectivamente,


            p.e. (Al+7) + Al + (Al -2) = 32 ó (Ma+9) + (Ma+2) + Ma = 32


            pero con un solo camino camino que recorramos, creo que resulta suficiente.


            Si sumamos las diferencias, por el procedimiento de sumar minuendos y substraendos:


                                  Ro
                               + Ro - 7
                               + Ro - 9
                             = 3Ro - 16 = 32


            Seguimos para despejar la incógnita.


             Ro= (32 + 16) /3 = 48/3 = 16


             Luego Rosa tiene 16 años, Alberto 9 y María 7. Como al principio. Solo que este procedimiento vale igual si el resultado de la suma de los años de todos es 29, o 35, o cualquier otro, y es válido también para problemas del mismo tipo, incluso de aquellos que den como resultados otro tipos de números no enteros.


              Sáquenme de mi error, pero encontrar en un libro que pretende ENSEÑAR MATEMÁTICAS, un problema donde tener que elegir, entre la cuenta de la vieja con un planteamiento tramposo, incluso diría antimatemático, o, por el contrario, una solución mediante una ecuación con tres incógnitas, suma de diferencias, despejar la incógnita, en 5º de Primaria, cuando, posiblemente, la mayor parte de los niños de 2 de la E.S.O. que conozco, serían incapaces de resolverlo, me parece excesivo.


               En vez de flagelarse tanto con lo torpes que son los niños (esos zotes con los que no hay manera) que en las pruebas de matemáticas, no levantan de media el 2,59 sobre 10, podríamos empezar por mejorar los contenidos de los libros o, al menos que los profesores, antes de mandar alegremente la página tal y tal para el lunes, leyeran los problemas que pretenden que resuelvan los niños.


                Puede que sea un ejemplo trivial, pero yo lo veo más como un síntoma. Si la administración se lava las manos, si los autores y editores de textos para la enseñanza meten problemas de relleno, si los profesores no saben, ni sienten el más mínimo aprecio por la materia que imparten y por transmitirles a los niños, no su saber, sino su misma pasión, si los padres vamos penando por los cursos, más atentos al medio punto de más o menos que a los valores y contenidos de la educación, ¿qué demonios les exigimos a los niños? ¿que se salven a sí mismos como el Barón de Münchhausen, sacándose él y su montura de la ciénaga, por el, otra vez, inverosímil método de tirarse él mísmo de su propia coleta?


SUMISIÓN TRANSVERSAL


                Pero lo peor no es eso. Lo peor es que al día siguiente, los que lo resolvieron por el expeditivo método del ojímetro, el ojo de buen cubero, la Cuenta de la Vieja, la intuición o la revelación sobrenatural, recibieron unas merecidas palmadas de felicitación, y sobre los que eligieron el camino más arduo (pero más correcto) con la ayuda de sus padres, recayó la sospecha de que, en realidad, no habían hecho los deberes por sí mismos (¡claro que no!), aunque hubieran hecho el esfuerzo de entenderlo. 


                Y esa es la lección que aprenderán, en el fondo, o como se dice en la docencia, transversalmente: que es mejor no ser más listo que tu profe si no quieres tener problemas, porque el profesor nunca se equivoca, aunque sea un trilero matemático y su canciller suprema una incapaz absoluta. Como en la vida misma.


               Los niños de hoy también necesitan tener la piel dura. A ver qué les dices.

miércoles, 15 de junio de 2011

Madrid 15 de mayo, Sol 15 de junio

"No sé qué estoico se vendió como esclavo para rescatar a su prójimo...para un acto tan generoso...hay que tener un alma indignada y compasiva"
A. Chéjov.  El pabellón número 6

(Hoy no es el día más largo del año, ni la noche más corta, pero sí el día en que sale más temprano el sol)

Cientos de pequeños gigantes
Han luchado, a solas, contra la soledad,
Han combatido, a ciegas, contra las tinieblas, 
Han lidiado, mudos, contra el silencio,
Han quebrantado las normas del cielo,
Y han derribado la puerta del sol.
Han abierto zonas de luz
En la sombría conciencia
De no mereceros todavía,
Han tendido sus poderosas razones
Contra las razones poderosas,
Han cortado los hilos de las cometas de dios
Que trazan fronteras así en el cielo como en la tierra,
Han abatido las berlinas de plata antigua,
Abolengo de nubes, estirpes de tormenta,
Con solo esgrimir la más pobre
E inútil de la armas, la verdad,
Con solo estallar los versos contra los adoquines,
Contra los labios de los que cobran por insultaros.


Somos personas, estamos aquí,
Venimos desnudos y prisioneros,
Vestimos harapos,
Somos muchedumbres solitarias,
Somos la futura miseria,
La honda favela del porvenir,
La cumbre del pozo
De quien nos ha prometido
una traición y un abandono,
Una estafa,
Según todas las predicciones.


Solo que
Habrá que ser felices
Contra todo pronóstico,
Habrá que descabezar un sueño,
O un rey,
Habrá que dejar de amamantar caudales,
De ser hombres contra otros hombres,
Habrá que hacer realidad
La pesadilla de John Edgar Hoover,
Habrá que atreverse a salir a la calle
Y sentarse a charlar
Al calor de otros ojos y otras palabras
Y tirar por la borda el paquete de medidas
Envuelto para regalo que era el futuro.


Todos los templos, todos los oráculos
Con las manos teñidas de entrañas,
Serán el polvo de nuestro paso
Apacible, sosegado, sin fin.

lunes, 13 de junio de 2011

Beso sin más



Aquella vez,
Como apenas raramente a veces
Pasa,
Se aquieta el mundo todo
Y todo se  reposa,
Y se abre una grieta
En el muro de escombros del alma
Muerta después de matar a un dios cualquiera,
En el recodo oculto del curso inflexible del tiempo,
En el ángulo vivo de tu boca entreabierta.


Te derrito
Sin querer, sin pensar,
Sin amor, sin palabras,
Un beso sin coartadas,
Caminando desnudo por tus labios.
Te derrito
El lacre espeso y cálido
De mis pasos reposados
Como un aguacero.
Te derrito
Un beso demorado,
Mientras  largas caravanas
Atraviesan la sabana dilatadamente
En la recóndita esfera de un instante distante,
Te derrito
El beso que nunca termina,
El que llegó para quedarse,
Suspendido para siempre,
Caduco e inmortal, 
Entre la nada y el tiempo.


Y fue eso, sólo eso,
Sin ayer, sin mañana,
Sin nada que no sea
Sencillamente un beso.

martes, 7 de junio de 2011

Pedro petrificado

Junio 2009
Normalmente cualquier profesor ha de soportar a lo largo de su vida un aluvión de críticas, mofas, befas, burlas, motes, monigotes e incluso hasta vudú. Tu caso creo que es excepcional, pues eres de los pocos maestros con club de fans, y supongo que podrás hacer un libro bien gordo con todos los poemas que te han dedicado. Ahí va uno más, y de los peores.


Pedro petrificado
(Poesía lapidaria que no rima
sino que, más bien, da mucha grima)


Porque donde dos cuencas (Cuenca y Mini Cuenca) vacías amanezcan
ella (la libertad) pondrá dos piedras (dos Pedros) de futura mirada.
Miguel Hernández desfigurado




Una mañana cualquiera te levantas,
pero en realidad permaneces tumbado.
Afuera el aliento del desaliento arrecia,
llueve resignación,
y ese día nos sentamos y acabamos pensando
que resulta de lo más natural no ser feliz,
gruñir, desconfiar y no pisar los charcos
completamente empapados de risas,
y tampoco te acuerdas muy bien
de con quién te has enfadado, ni cuándo,
ni por qué.


Ese día Pedro se yergue, se enroca, se petrifica,
se amuralla y grita: ¡Basta¡ ¡No puede ser¡
No podemos renunciar,
ni amoldarlos mansamente a la tristeza.


Pedro, padre y piedra.


Pedro se ha empedernido en no darse por vencido,
Pedro se ha empeñado en no dejar que nadie se despeñe,
Pedro Pan ha empedrado de buenas intenciones el infierno,
y los leves sueños de los niños perdidos.
Pedro Pan que los convierte en dioses resplandecientes,
en Príncipes de la Rosa,
en Reyes de Aravaca.




Pedro, padre y piedra.


Nos has cambiado la gramática
ya que en nuestro diccionario, y para siempre,
pedrada también significa, a saber:
Dícese de la colleja de optimismo o
súbito golpe de alegría.




Nos has cambiado también la ortografía
donde comPasión se escribe con Pe mayúscula,
de Pedro y de Pasión,
y agua se escribe con Hache,
(con hache de Hache dos ¡Oh!).




Y la física se vuelto loca,
y tu piedra es la piedra angular
de la tabla periódica,
un nuevo elemento de la tabla
ahora llamada Pedriódica
donde las piedras son ligeras como espuma de champán.


Pedro, padre y piedra.


El cielo está empedrado,
y el desempedrador que lo desempiedre
y lo enladrille o lo asfalte,
aquí nos tendrá enfrente.


Sólo te pedimos que nos cambies
este corazón de carne por uno de piedra,
de tu piedra dura de Extremadura,
acorazado como el tuyo,
de piedra filosofal,
de pura vida,
para vivir esta edad de piedra
como si fuera
dulce edad de oro
como si fuera,
ahora que somos bilingües,
like a rolling stone.


Tú eres Pedro
y con esta piedra de mechero
me encenderé el pitillo,
o antorcha,
(ahora que dejé de fumar)
a la mala salud de tu alma de piedra.


Muchas gracias, maestro,
por esta sencilla lección.
Gracias.

jueves, 2 de junio de 2011

La vejez, la textura del tiempo.

La vejez,  la textura del tiempo,
Los mendigos de la edad, los años.
Hijos de madres muertas,
de ojos glaucos,
de manos frías
de cabellos de plástico,
que abrazan bajo las órdenes de sus mecanismos,
cuerpos sin calor,
seres inhumanos.
La mano que te pegó, te enseñó,
el que te disparó, el que antes te odió,
te dijo la verdad.
Caminando por la nada,
recibiendo golpes en la carne
mojada y fría,
en el núcleo del dolor,
en el vacío.
Dolor dentro del dolor,
frío dentro del frío.
Muerte dentro de la muerte,
la vida se descompone,
se pudre, fermenta,
cae, y escribes poemas esculpidos
en dolor, sin palabras, sin rimas,
sin versos, sin otra materia prima 
que la muerte susurrándote en retorcidos laberintos
recorridos por gusanos ciegos.
Y muero en un charco de cieno helado de noviembre
mientras me pisan paseantes distraídos,
y ya nadie distingue,
qué es el agua, qué la tierra, qué mis ojos, qué la tarde que cae,
qué es el viento,  qué mis dientes de rata gris.
Cae la tarde, cae la lluvia, cae la noche, cae la escarcha,
el viento se derrumba, caen los segundos, como fragmentos del apocalipsis
no te agarres, caen los versos,
todo es pasado, todo es mentira,
caen los latidos.
Mi forma en el espejo
Recuerda vagamente a un hombre.

Un pasaporte sentimental

Un pasaporte sentimental
Una antorcha de cenizas.
Las lejanas cicatrices del firmamento.
Lagrimas pesando como aldabas del pasado
Dagas que indagan
Profundas cataratas líquidas de arena
Sexo.
Molinos de arena.
La memoria es de arena
cuerpos rellenos de arena
muñecos de trapo llenos de arena,
relojes de arena girando siempre la misma arena
palpitando arena por nuestras venas
desiertos de ayer,
sacos de arena contra las tapias del cementerio,
fusileros del olvido contra el paredón
aeropuertos y autopistas del odio contra
los lentos senderos de la memoria,
hecha de arena, hecha de polvo de los caminos,
mínima, cálida, dulce y luminosa al sol
sin sablón de sal, muerte blanca y vertical
contra muros de cal viva,
recuerdos contra memoria,
ramas del recuerdo
no nos dejan ver
el bosque de la memoria.


Con una pala rompo la costra de mi piel,
levanto el cadáver que soy yo mismo,
desentierro ojos de arena,
que marcan compases del abismo,
con una copa de vino
abro las lentas lentes del pasado
veo una huerta y un olivo, y niños cantando
por el recodo del río, 
niños que olvidaron la lección,
Olvidaron el futuro
Aprendiendo a jugar al amor,
Primera sed de ser y ser tenido.

Mediocridad

A medianoche 
A través del vidrio de la botella medio vacía
puedo ver, medio escondida entre las ramas,  
la luna medio llena,
con los ojos medio abiertos 
y los puños cerrados a medias.
Sobre el velador el vino.
Vino, calostro para los huérfanos,
niños medio muertos de viejos,
acúname en mi sepultura,
y cántame media vida,
a media voz, a media luz,
sin medias lágrimas,
ni medias sonrisas,
susúrrame
medias verdades, medias mentiras,
medio dormido, medio avizor
medio desnudo, medio vencido
medio ahogado, medio borracho
Del todo.

¿Quién iba a decirte a ti?

¿Quién iba de decirte a ti
El primer día en que,
Entre sollozos, mocos y caricias,
Te arrastraron al colegio,
Que ibas a quedarte allí
Cien años y un día,
Sin remisión de condena,
Hasta hoy?


¿Quién, que ibas a suspender año tras año,
Fracasando infaliblemente,
Cateando infatigablemente,
Mientras todos se hacían gigantes
Entre junio y septiembre?


¿Quién sino tu se iba a quedar
En el patio de esa cárcel para niños,
De muros altísimos del saber
Para dinamitar esa pedagogía de galeras,
Aplastar 
Ese escarabajo acorazado y erudito
Que recita
Diez latinajos, diez latigazos
Por no saber, para no saber,
Esa sangre que nos entra con las letras,
Cada dos por tres, cada seis por siete.?




Sin embargo, la vida es eso tan extraño,
Eso tan sumamente raro que pasa
Distraídamente a nuestro lado
Y a veces nos traspasa
Como un escalafón,
Quise decir, como un escalofrío.
Ni un principio ni un final.
No se puede atesorar,
No se puede malgastar,
Ni se puede saber
Ni se puede ignorar.
Todas la grandes palabras
Échalas a jugar,
Échalas a rodar, 
Y verás que son 
Ruedas cuadradas,
Grandes mentiras.
Y las grandes verdades 
Hay que decirlas en voz muy baja,
Cantando para adentro,
Al oído, tiernamente,
Con pequeñas palabras.


Los páginas de los libros
Hay que pasarlas
Como quien levanta una piedra
Buscando orugas, 
O cazando arañas,
Sabiendo que la vida queda al margen,
Está en el margen de la plana,
Al borde de su lápida de tinta,
En aquella frontera difusa
De donde proviene
Y a la que nos empuja.
Esa que se quiere meter a empujones,
A desmentir a todos los libros,
Y a todos los sabios que mienten
"Abracadabra, con esta palabra
Conjuro lo vivo, y domino el futuro"
El futuro, el futuro,
Esa fosa con la que nos engañan.


Esta vida es tan inmensa
Que no tiene sentido,
Que no requiere un sentido,
No necesita un destino,
Tan solo busca ser vivida,
Bebida como una dulce melodía.


Solamente los tontos puede seguir creyendo
En las solemnes sabidurías
Mortecinas, lúgubres y distantes.
Para ser recitadas en los estúpidos templos
Donde los sabios no se ríen.


Bienaventurado aquél que reposa,
Bajo la copa de una anchurosa haya...
O de un cerezo en ciernes de flor.