martes, 17 de agosto de 2010

Rambo, el filósofo.



Pensamientos como panes o Sigmund Freud cogió su fusil.

Este pasado fin de semana he visto "Origen", película de Christopher Nolan, con el cartel de superproducción de la temporada y con aires de transcendencia intelectual y estética.


Me ha parecido el "Rambo" de la era Obama.

Me explico. Aquella serie de películas de Stallone y Schwarzenegger (Term
inator-Conanes) de los ochenta barrieron como un tornado a los "Cazadores" atribulados de Cimino, y a los Apocalypse Now de la era Carter, de tíos derrotistas, dementes y con mala conciencia, cuando "Johnny cogió su fusil" (de Trumbo) con los muñones.


No tengo palabras.
Tengo armamento.


América quería dar guantazos con Reagan a la cabeza y le dio patente de corso a los Rambo para machacar orientales y comunistas a espuertas y bombardear lo que sea, cirugía con serrucho y hacha oxidada, o armar, entre otras cosas a los Muyaidines Afganos, hogaño talibanes, siguiendo el mandato evangélico de "armaos los unos a los otros, como yo os he armado". Y de esto se sigue que hemos armado la gorda.

Origen pretende ser una película compleja, pero se queda sólo en una meramente complicada. Y eso por ser benevolente, porque lo que me sale es calificarla de liosa, enrevesada, confusa y vacía. Es un ejemplo de cinta con argumento de pizarra, cuya trama intenta ocultar que no hay tema. Lo que vienen a ser unos calzoncillos con relleno, vaya.

Reflexiona (soy buenísima persona) sobre la naturaleza de lo que nuestra conciencia considera real y se adentra en el mundo de los sueños, y supuestamente del inconsciente.

Pero lo que podría ser una elaboración aguda, sensible, cínica, amarga o amable de Freud, se convierte, por mor de los efectos digitales en "La interpretación de los sueños. El videojuego" para Wii y PS2, donde unos personajes convencionales y planos (daría igual que fueran Di Caprio y Tom Berenger que los Mario Bros.) pululan por diversos "niveles" amando sin amor, sufriendo sin dolor, liquidando, con furia de PlayStation, a las proyecciones mentales que se les cruzan por delante como patitos de feria y, finalmente, acaban muriendo sin morir. A ver cuándo tardan en sacarlo para la consola.

Ya hemos visto a Rambo meditar. Solo que meditar requiere vaciar la mente y ¿cómo se puede vaciar algo ya vacío de por si?. Aporía 1 de Rambo. Y considero una proeza literaria poner Rambo y meditación en la misma frase.

Ahora nos tocaba hacerle psicoanálisis, la regresión hipnótica, hacerle pensar y plantearse la naturaleza de la conciencia, de la verdad, de la realidad. Pura Teoría del conocimiento, teoría en la que se abre paso a base de metralleta y lanzagranadas. En la mente de Rambo-Di Caprio encontramos que sus ideas puras, sus mónadas, sus traumas, sus nudos gordianos se resuelven en una cosa: Armamento pesado. Ante la duda metódica no lo dudes, arremete. Epistemología a mamporrazos. Que le den por culo a Kant, pero literalmente, y que luego le conviertan en salami. Este nuevo Zarathustra de la filosofía reparte juicios sintéticos a priori como panes.

Flexiones en vez de reflexiones (más conocido como paradigma Aznar). Aporía 2 de Rambo.

Decir que es un reflejo de la nueva realidad sociopolítica resulta una obviedad. Las fuerzas aliadas siguen en Irak y Afganistán, y donde tengan que estar, trajinándose terroristas ¿? a cascoporro, pero, eso sí, los soldados están convenientemente liados mentalmente para no parecer Stallones y Chunknorrises, sustituyendo la actual confusión mental por el triun-falismo reaganiano (que es en sí fálico) y el derrotismo post-Vietnam (marchas anti-OTAN de Rota-derrota). Con una buena producción y este lío mental que nos traemos lo que conseguimos es liarla parda.

La confusión llega a tal extremo que, como no podía ser de otra manera, el final es deliberadamente ambiguo, de tal manera que dé pie a posteriores secuelas (sí, Origen devendrá en una enfermedad cinematográfica con secuelas y sin tratamiento conocido) en las que, de seguro hay un montón de guionistas trabajando. Por ejemplo, la precuela "Origen: el origen", a semejanza de "Café el Café" de Almodóvar, o el cierre de las aventuras en "Origen: el final".

Entiendo que el seguidor habitual de Jean-Claude Van Damme (algo, con su obra maestra "Mendicator") se encuentre, al salir del cine, a la vez que satisfecho por haber repartido estopa en todos los niveles oníricos y con la sensación de ser un poco más listo por el hecho de penetrar en niveles más y más profundos del inconsciente aunque sea pertrechado con un AK-47, evitando así el penoso trámite de tener que pensar.
Yo, que me tengo por rarito, salí con la firme determinación, tan catártica como inútil, de que me devolvieran mi dinero.
Y menos mal que no la han sacado en 3D, porque si no, exigiría además un analgésico.

1 comentario:

  1. mmmmmm yo no la vi, la quiero ver (aún después de leer una mala crítica) pero me parece que es un poco rebuscado esperar en esta peli algo más que divertimento pasajero y efectos especiales... no creo que sea una peli con ínfulas de obra maestra o de abrirnos los ojos o algo así... o sí?
    bss

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