sábado, 10 de octubre de 2009

Agradecimientos

La Iglesia Católica dedica sus mejores esfuerzos a promover, de vez en cuando, un amplio diálogo ecuménico, que parece el impulso divino acorde con los tiempos de la globalización. Sin olvidar que Católico significa simplemente universal. Solo que ese encuentro, este ecumenismo universal, se les hornea crudo y sin sustancia, y se presenta en sociedad sazonado de hipocresía, pues, en su fuero interno, debajo de las reverencia, las sonrisas, y de las manos tendidas y sacudidas, estos hermanos se colocan mutuamente, unos y/a otros, dentro de su Infierno, que existe y es eterno, y porque además estas reuniones en su génesis, no son más que una manera de fraguar un frente, cómplices en su Santa Alianza contra la verdadera amenaza mundial, El Ateísmo.
Y en este punto es donde creemos que La Iglesia debería agradecer a los ateos un par de cosas o tres.
Primero, que hayamos puesto de acuerdo a tan, hasta ahora, encarnizados enemigos.
Segundo, que seamos los únicos, de verdad, interesados en los asuntos de divinos, que ya no le importan ni a cristianos bautizados, ni a practicantes, ni siquiera a los recalcitrantes, que andan bastante más enfangados y afanados en escrutar nuestros vicios. De hecho deberíamos ser considerados como los últimos mohicanos de la teología. Y digo últimos en ambos sentidos, en el más llano de que somos los últimos en llegar, y en el de porque, a la postre, seremos los que cerraremos este delirante capítulo del pensamiento humano que presenta su lado más amable e interesante si es considerado únicamente desde el punto de vista cómico de un cinismo elegante y displicente, o como el del más consumado dandismo.
Y en tercer lugar porque según está el mundo y los portavoces divinos, los ateos postulamos la afirmación más benevolente que se puede realizar sobre el Ser Supremo, su inexistencia.
El Señor de los Anillos esté con ustedes y que la Fuerza os acompañe.

1 comentario:

  1. Tienes toda la razón. Hoy por hoy las cosas de la Iglesia y su futuro (o su falta del mismo) nos importa más a los ateos que a los creyentes. Y de todos ellos somos los menos beligerantes con la idea de Dios. Al final va a ser que estaremos a la derecha del Padre el Día de Juicio. Cómo me mola la imagen....

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