miércoles, 28 de octubre de 2009

Senderos de Gloria

Revilla el presidente de Cantabria, opina que en España hay millón y medio de parados crónicos que “ni en las mejores circunstancias” van a trabajar “porque no quieren”. Vaya panda de vagos, ganapanes y gandules están hechos. Se lo van a pulir todo en tintorro y en endrogarse. Yo les daba un pico y una pala, y, hala, a picar piedra, le faltaba añadir entre dientes. Y, para sorpresa de todos, los del PP le reprenden porque se lo ha quitado de la boca, porque les ha leído el pensamiento, más ofendidos porque se les anticipase que por el contenido de las declaraciones, aprovechando el mal paso del populista para componer una pose de progresismo. No olvidamos que este mismo partido, a través de dirigentes menores (me refiero a Aznar), no ha parado de poner en solfa, sin atreverse a cortarlas, todo tipo de coberturas, como el PER, que consideran un nido de corruptelas y de clientelismo político, y a los que lo cobran poco menos que de malhechores, que debieran, al menos, sentir cierta mala conciencia. Y ya que no los pueden poner frente a un tribunal o dar algún otro tipo de escarmiento, al menos que se sientan tratados como sospechosos, ya que tanto mal hacen al presupuesto que pagamos todos.
Según todos los síntomas, volvemos a los antiguos comedores de caridad, donde, junto con el plato de sopa se dispensaban, también de forma gratuita, raciones de consejos, rezos, catequesis y admoniciones a cambiar de vida y a enderezarse por lo que se entendía que debía ser la senda del bien.
Yo trabajo en una gran empresa, clónica de otras muchas, donde, según se asciende de categoría, desciende la carga de trabajo y, asómbrense, la responsabilidad. El trabajo y la responsabilidad tienden a ser inversamente proporcionales al rango que se ostenta, de modo que el presidente, en la cúpula, dedica las mañanas a repasar discursitos que otro le escribe mientras el de la ventanilla se ve asediado por los exigentes objetivos de empresa con lo que tendrá que asediar a sus clientes o morir en el intento. Algo parecido a lo que ilustra la película de Kubrick “Senderos de Gloria”, donde se narra cómo, en el frente franco-alemán de la guerra del 14, un general francés decide tomar cierta posición alemana. El avance está mal planeado y se salda con un sonoro fracaso. Toda la película analiza el asombroso consejo de guerra a que se somete aleatoriamente a tres soldados, tomados como chivos expiatorios, y a los que, al final, ante el estupor del espectador, se fusila.
Nada más parecido a la realidad. La actual crisis, provocada por la avidez y el afán desmedido de lucro de unos cuantos dedicados a especular, enriqueciéndose sin dar ni chapa, se va a saldar con las ayudas estatales (a los bancos, a Díaz Ferrán, presidente de la CEOE, a las empresas que lo requieran) y los “estímulos” para la recuperación, para que el kiosko no se hunda, que para eso el estado sí está y además todos hemos de decir amén sin requerir ningún tipo de contrapartida, fiscalización o auditoría. O sin plantearse que, a lo mejor, sería necesario considerar ciertos cambios y controles en el modelo porque éste fomenta la vagancia y la especulación en vez de la riqueza y el trabajo. Pero, a ver quién les pone el collar al galgo y les aplica la “Ley de Vagos, Maleantes y Gentes de Mal Vivir” a estos.
Y la cosa no acaba aquí sino que, de vez en cuando, hay que desayunarse con que hay que meter paquete o un consejo de guerra y fusilar a algunos parados, aunque sólo sea con salvas mediáticas, que apacigüen la sed de sangre de los generales, pero que, por encima de todo, oculten, encubran, su ineptitud, incapacidad y falta de visión, o quizá a algo peor, ofrezcan una coartada a la vileza del sistema liberal y autoritario al tiempo (ying-yang) en el que vivimos y que se sustenta y prospera con el malestar de los individuos (fuera coberturas, fuera seguridad social, fuera enseñanza pública), y para el que cualquier signo de bienestar representa una amenaza. Solo que peor se me pone el cuerpo al vislumbrar que, después de esta crisis, de esta zanja, podamos caer, por el mismo camino, por el mismo Sendero de Gloria, en un barranco todavía más profundo y que no supimos anticipar.
¡Y luego es la derecha, la de la gente de bien, la de los políticos limpios de corazón, la que acusa a la izquierda de alentar el odio y el resentimiento entre clases! Bien sabe Dios que la criminalización sólo ha de funcionar en un sentido, en del de los robagallinas y nunca en el de los prósperos y exitosos hombres de negocio, en el de los nuevos dioses del olimpo liberal, lo que confirma antedicho principio de a más alto cargo, menor responsabilidad.
No sé lo que me pasa hoy, pero creo que me ha poseído un antisistema. Probaré mañana.

3 comentarios:

  1. :-D Es verdad, te leo hoy un poco "perroflauta".
    De todas formas, como siempre, tienes razón. Cada día me da más asquito la gente de bien -que por desgracia me rodea de 9h a 18h en forma de clientes-, no por lo que son sino por lo que creen que son. Y por lo que piensan que somos los demás.
    Esto lo arreglaba yo con un 1917 y a tomar por culo los Romanov.

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  2. Es fantástico, te animo a que lo envíes a algún periódico. Ya estás tardando.

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  3. Muy real y cruda la verdad de que a los parados dicen "hay que quitarles las coberturas por desempleo" porque según ellos "les hace relajarse" y por otro lado todo el dinero que el estado ha desembolsado a los bancos, y demás empresas (y solo porque sus dividendos no se reduzcan, porque eso es crisis!!!), de eso nadie dice nada!!!!

    Increible pero cierto!!

    Vivir para ver!

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